Peeling

Consiste en la aplicación de una sustancia química sobre la superficie de la piel, con el objetivo de producir una exfoliación o renovación de las capas más superficiales de la piel. Se puede utilizar: ácido glicólico, ácido retinoico, ácido tricloroacetico, ácido mandelico, según la patologíaa a tratar y el tipo de piel del paciente.

 Está indicado en:

  • Pacientes con acné, especialmente comedoniano (puntos negros).
  • Fotoenvejecimiento cutáneo.
  • Melasma (manchas típicas de embarazos).
  • Hiperqueratosis (acúmulos de células descamativas).

El peeling actúa:

Eliminando las impurezas y las células muertas.

  • Favorece la producción de nuevo colágeno y elastina, con lo que la piel gana en resistencia y elasticidad.
  • Elimina el sebo y los comedones (puntos negros).
  • Mejora la dispersión de la melanina, con lo que se eliminan manchas y se uniformiza el tono de la piel.
  • Las pieles que mejor toleran la acción del peeling químico son las claras, siendo las oscuras más sensibles, y con más riesgo de alteraciones de la pigmentación.
  • Se requieren de varias sesiones para conseguir el efecto deseado y dependerá de cada caso.

 Existen tres tipos de peeling:

  • Superficiales (epidermis y dermis papilar) eliminan la capa denominada epidermis y estimula ligeramente la remodelación dérmica (colágeno, etc.), produce una descamación suave de la epidermis, a veces imperceptible.
  • Intermedios llegan a la parte superior de la dermis (dermis papilar y reticular superior), dejando la zona tratada con un aspecto de piel quemada e hinchada durante unos 12 días, se utiliza para mejorar el daño actínico (solar).
  • Profundos (dermis reticular profunda) obtienen resultados mejores, pero el tiempo de recuperación es mayor; las actividades diarias pueden reanudarse después de dos semanas, pero la piel puede quedar rojiza durante un mes, al cabo del cual se aprecian claramente los resultados.

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